Puedes responder a las siguientes preguntas, las cuales te orientarán para saber si padeces una dificultad para alimentarte adecuadamente:

1. ¿Con frecuencia estás inapetente y la comida no te llama la atención?
2. ¿Cuándo tienes tus alimentos frente a ti no salivas y no te atrae su apariencia u olor?
3. ¿Tienes dificultades para abrir la mandíbula cuando se trata de alimentos de un espesor razonable? ¿tienes dolor en algún área de tu cara?
4. ¿Te faltan piezas dentales o las tienes en mal estado, y esto te impide comer ciertos alimentos como carnes y frutas duras?
5. ¿Sientes que tu boca está seca y te cuesta masticar porque te cansas?
6. ¿Se te dificulta el proceso del tragado porque la comida se te queda en la parte posterior de la boca y parece que tu cerebro “no manda la orden” de deglutir?
7. ¿Logras deglutir pero el alimento baja por la garganta demasiado forzado?
8. ¿Con frecuencia toses o te atragantas mientras comes?
9. ¿Tienes frecuente sensación de cuerpo extraño en la garganta y eso te hace carraspear con frecuencia?
10. ¿Notas pérdida de peso o infecciones respiratorias frecuentes?
11. ¿Tienes sensación de plenitud, llenura o distensión frecuentemente cuando comes?

Si dijiste que si a alguna de las preguntas formuladas anteriormente, deberías comentarlo con tu médico, quien te direccionará de manera adecuada para que resuelvas tus dudas y busques la asesoría idónea.

Más que hablar de cura, hablemos de tratamiento. Si, la disfagia tiene tratamiento y en la mayoría de los casos este es efectivo para restaurar, mejorar o  compensar las funciones afectadas y hacer que el paciente tenga una mejor calidad de vida. Existen casos más complejos que otros, pero para todos los pacientes afectados se pueden instaurar medidas (médicas, terapéuticas o quirúrgicas) que los lleven a una alimentación segura y eficiente. 

La disfagia es un síntoma que en sí lleva varios y muy importantes riesgos, entre ellos se encuentra la desnutrición, la deshidratación, las infecciones respiratorias a repetición, la pérdida de peso y otras más severas como el riesgo de hipoxia o anoxia cuando sobrevienen episodios de atragantamiento, broncoaspiración y muerte. 

Si tu o un ser querido tuyo tienen Disfagia es importante que entiendan que el éxito del tratamiento depende de una intervención oportuna del médico, del fonoaudiólogo y del nutricionista. Sin embargo, hay algunas estrategias que pueden ser de utilidad mientras se asesoran de este equipo:

1. Vigila tu postura cuando estás comiendo: deberás sentarte con la espalda recta, los hombros atrás y la cabeza levantada para contribuir con el fortalecimiento muscular y con el proceso de deglución.
2. Debes ser consciente de cada paso de tu alimentación: las cosas que antes hacías de forma automática como comer mientras hablabas o hacías otras actividades, deberás dejarlas de hacer para comer mas lentamente y con mayor concentración, fijándote en la masticación, en no pasar trozos enteros o en no introducir demasiado alimento a la boca. En la medida en que tengas más presente cada paso del proceso, será más fácil identificar qué se te dificulta y cómo puedes mejorar tu deglución.
3. Introduce a la boca cantidades pequeñas de alimento, es muy importante para poder formar adecuadamente el bolo y que este no genere mayor riesgo.
4. Identifica alimentos que originen atragantamiento: existen ciertos alimentos que te hacen más vulnerable a atragantarte, entre los más comunes están los líquidos, la carne  y las consistencias grumosas o arenosas como las galletas. Una vez identificadas, trata de variar su consistencia usando espesantes por ejemplo, moliendo la carne, desmechando el pollo, mezclando las galletitas con jugo, etc.
5. No olvides que cada caso es distinto y que, en todo caso, siempre deberás asesorarte de un fonoaudiólogo, quien te indicará técnicas y estrategias pensadas para tu caso particular.

El profesional idóneo, capacitado para evaluar, diagnosticar, tratar y hacer seguimiento a los trastornos de deglución de cualquier etiología y grado de severidad, es el fonoaudiólogo, que además de tener su formación de pregrado, deberá tener formación y experiencia especifica en tratar pacientes con estas etiologías y trabajar de la mano con un equipo multidisciplinario  como nutricionista, radiólogo, neumólogo, gastroenterólogo, equipo de salud mental, terapeuta ocupacional, entre otros especialistas. Todo dependerá de la patología de base que de origen a la  sintomatología.

• Cuando el paciente se encuentra en la unidad de cuidados intensivos por accidente cerebrovascular o trauma craneoencefálico, el equipo médico principal será el encargado de detectar la posible presencia de Disfagia  al momento de verificar la condición física del paciente.
• Si se trata de un proceso por cáncer, serán los médicos tratantes y las enfermeras quienes reciban los primeros reportes de esta sintomatología, de parte del paciente. 
• Cuando se trata de pacientes con enfermedades neurodegenerativas, aquel profesional encargado de realizar la anamnesis (exploración clínica a través de preguntas al paciente) deberá explorar en sus cuestionarios la integridad de la vía oral y la efectividad de la misma.

Una vez el equipo médico identifica la posibilidad de la Disfagia en un paciente, lo remite al fonoaudiólogo como líder del tratamiento.